La foto corresponde al grado de bachiller del Gobernador JORGE EMILIO REY ÁNGEL, en el colegio Militar JUAN JOSÉ RONDÓN, esa institución educativa fue cerrada tras la ceremonia de graduación hace un par de días.
La tarde de ayer se celebró la última ceremonia de graduación de bachilleres del Colegio Militar Juan José Rondón, en el municipio de Funza, el lugar donde me gradué, estudié y me formé. Durante años fue uno de los centros educativos más importantes de la Sabana, un punto de encuentro para cientos de familias. Prestó servicios académicos graduando a miles de personas en sus 55 años de funcionamiento.
Con tristeza y melancolía, hoy cierra sus puertas porque ya no hay niños suficientes para llenar sus salones. Lo que ocurrió en esta institución se ha vuelto más común de lo que imaginamos: no hay matrícula, no hay cursos completos, no hay relevo generacional.
En Colombia estamos viviendo un cambio silencioso. Cada año nacen menos niños. En 1995 se registraron 3.900.000 nacimientos; en 2024, tan solo se registraron 453.901, una reducción de casi 10 veces en la natalidad durante este periodo de 30 años. La tasa de fecundidad ha venido reduciéndose: hace 20 años era de 2,85 hijos por mujer y hoy es de 0,93.
Las condiciones laborales, la incertidumbre frente al futuro y la decisión autónoma de no tener hijos, entre otras razones, han sido las causas de este fenómeno. Menos nacimientos significan menos estudiantes, menos aulas abiertas y menos colegios funcionando. Entre 2018 y 2023, en Colombia, según el Laboratorio de Economía de la Educación (LEE) de la Pontificia Universidad Javeriana, cerraron más de 6.200 sedes educativas —muchas de ellas privadas—, y la matrícula escolar ha registrado la cifra más baja en décadas. Es un cambio estructural, profundo y progresivo.
En Cundinamarca estamos viendo el mismo comportamiento. En los últimos cuatro años se han cerrado 141 colegios privados, producto de la falta de niños para matricular.
La demografía se está moviendo, lenta pero decisivamente. Y mientras vemos graduarse promociones menos numerosas en algunos colegios, debemos preguntarnos cómo será la escuela que sobreviva, se transforme y responda a un país que ya no crece como antes.
Desde acá, mi saludo de afecto, reconocimiento y agradecimiento eterno al profe Servio Tulio López, impulsor de este colegio, gran ser humano, filósofo y orientador vocacional. Me enseñó el amor por la lectura y por los datos de cultura general. Recordaré por siempre la beca que me dio para poder estudiar allí y la oportunidad que le brindó a mi mamá de pagar los uniformes de diario, gala y sudadera a crédito.
Fueron épocas bellas de fútbol, de sanas picardías, de contrastes por la separación de mis papás, de esfuerzo acompañando por las tardes a trabajar a mi mamá y de resiliencia; en fin, de adolescencia. Gracias, profe, por haber luchado siempre por mantener el colegio con la mayor calidad y organización. Miles de funzanos viviremos siempre agradecidos por toda una vida dedicada a formar en valores desde el conocimiento. JORGE EMILIO REY ÁNGEL, GOBERNADOR.


