«Desacuerdo nacional».
Los colombianos fuimos los últimos en Suramérica en tener un gobierno de izquierda, parecía una utopía, al final lograron en el 2022 donde se les alinearon los astros, Petro no tuvo nunca un candidato fuerte contra quien competir, aunque lo más importante que sucedió para que lo lograran fue generar una gran polarización nunca antes vista en el país.
Fueron años de trabajo, en la educación pública con Fecode de la mano, en las centrales obreras generando descontento frente a los empresarios, en las redes sociales acabando con la reputación de los que pensaban distinto, creando un estallido social en las grandes ciudades, y en la rama judicial con jueces de bolsillo atacando a todo personaje y líder que los pudiera perjudicar. Si tuvieran esa misma planeación y capacidad de ejecutar, para hacer empresa, serían billonarios.
Ya sentados en el poder desde el 2022 todo les quedó grande. No tenían dentro de sus líneas personas preparadas para hacer los cambios que pretendían. No conocían tampoco el manejo del Estado. Pero de lejos el principal problema es Petro, una persona que no tiene ninguna capacidad de generar consensos ni acuerdos a menos que sean acogiendo sus ideas; un mago para criticar, pero un fracaso para ejecutar cualquier cosa. Todo se le quedó en retórica, en proyectos sacados más de la fantasía que de la realidad. De todas maneras, sí han hecho mucho daño: la inversión está totalmente deprimida y Ecopetrol, la compañía más grande del país y estandarte de las finanzas públicas, en franco declive.
Ahora Petro está buscando un acuerdo nacional. Para eso comandó al ministro del interior, traído de la vieja clase política. Desafortunadamente, cada acuerdo que hace el mismo Petro le pone una bomba al otro día. Petro solo destila odio, división y polarización.
Fíjense no más lo ocurrido con la apertura de cargos por parte del CNE a la campaña de Petro. Lo lógico que debió hacer es separar del cargo al presidente de Ecopetrol, quien era el gerente de su campaña. Eso demostraría que no está de acuerdo con el manejo que tuvo su campaña, que no sabía que habían entrado esos recursos, pues hizo todo lo contrario: salió a despotricar de los magistrados, les dijo politiqueros, después los acusó de estar haciendo un golpe de estado; adicionalmente llamó a la desobediencia civil a sus seguidores para respaldarlo.
Seguramente en el tiempo que queda de presidencia a Petro no se alcance a hacer el juicio político que muchos esperan. La pérdida de investidura, de acuerdo al artículo 109 de la Constitución, es más una ilusión que una realidad, pero también es cierto que la posibilidad de hacer un acuerdo nacional es cada vez más lejana, no solo porque Petro este cada vez más beligerante y agresivo, si no porque el país está cada día más polarizado.
Ojalá el deterioro de las finanzas públicas no siga por el camino que va; ya de por si recuperar el grado de inversión sabemos será muy duro.
La izquierda llegó y se alió con la misma mafia política que decía combatir por décadas. Eso para muchos ha sido un gran error, para otros ha sido una bendición porque demostró que todo lo que decía de labios para fuera era eso, pura palabrería. Será muy complicado que puedan mantenerse en el poder a partir del 2026. ¡Que así sea!
(*) Empresario y ex corredor de bolsa
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