Por: Guillermo Navarrete Hernández
En ocasiones situaciones que acaecen en la vida pueden explicarse años después. Desde joven tenía el convencimiento de lo público como ejercicio profesional y propósito de vida. Con el tiempo forjé ese destino. Es así, tan sólo dos meses en el sector privado, pero más de 40 años de servicio en entidades del Estado, desde obrero hasta asesor y jefe de despacho.
Periplo que me ha permitido sumar experiencia y conocimiento sobre la materia; sin embargo, dos hechos marcaron para siempre mi actitud frente a la vida cuando en una época fungiera como Secretario de Gobierno en el municipio de Facatativá, Cundinamarca, en sendos operativos de seguridad con la fuerza pública: la captura de un adolescente con porte ilegal de estupefacientes, quien, con sollozos, expresaba “por qué a mí, por qué a mí”, con su mirada fija en la Sargento, policial que me informó sobre la reiteración de dicha conducta. Sentimiento de profunda tristeza invadió nuestros corazones y se reflejó en nuestros rostros.
Un viernes en la noche, casi de madrugada, en zona céntrica de la ciudad, requisas y acciones sobre habitantes de calle, provocó el lloro de uno de ellos y el cuestionamiento en voz alta: por qué me sucede esto a mí. En un gesto de afecto y con ánimo persuasivo, extendí mi brazo sobre su hombro y, de manera garrafalmente equivocada, le expresé: mijo qué hace Usted en Facatativá, más bien regrese a su tierra para no tener que sufrir los embates de extraños y de las autoridades locales, a lo que respondió, mi tierra es esta (efectivamente su familia habitaba en un barrio cerca de allí), mis padres me echaron por ser consumidor y ahora habito la calle. De nuevo, tristeza y reproches propios consumieron mi corazón.
La búsqueda de explicaciones a este tipo de fenómenos, hizo necesaria la academia, ya que empirismo y literatura son insuficientes. Aparece así la Maestría en Derechos Humanos, Gestión de la Transición y Posconflicto de la Escuela Superior de Administración Pública. ¡Perfecto, pensé! Mi Alma Mater, es y será un bálsamo en lo profesional y laboral.
El inicio, todo un despiste, pero la teorización, la lectura y los debates, forjaron preguntas, formas y metodologías para alcanzar el conocimiento deseado. El trabajo de investigación realizado en cinco de los municipios de Cundinamarca más afectados por el conflicto armado: Viotá, Soacha, San Juan de Rioseco, Yacopí y Cabrera, además de la revisión de literatura, la guía de la tutora y de las entrevistas a víctimas, actores institucionales, expertos y algunos exmilicianos de las FARC, mostraron la crueldad de la guerra y la necesidad para la sociedad de allanar caminos de perdón y reconciliación, tema que me dedico a estudiar hace varios años.
En pandemia los cursos virtuales sobre justicia transicional enriquecieron mi ser por la cantidad y calidad de los participantes. No obstante, fue aquella llamada la que se constituyó en hito histórico personal. Al otro lado de la línea, la funcionaria de la ESAP me comunicaba la decisión de incorporarme como profesor para dictar Derechos Humanos y Derecho Internacional Humanitario en la Escuela de Soldados Profesionales del Ejército en Nilo, Cundinamarca. Luego, la inducción, los detalles y, por supuesto, las clases.
Las bahías, unos quioscos donde reciben instrucción los soldados, en medio de la naturaleza, el calor, la picadura de zancudos y la necesidad de implementar alternativas pedagógicas no tecnológicas y la catarsis de algunos de ellos por su situación personal, dieron la oportunidad de conocer seres humanos excepcionales, sencillos, pero sobre todo vulnerables. Tales interacciones crearon un vínculo fuerte de afecto. Reconocimiento que se expresa por medio de estas líneas a quienes pelean sus propias batallas para superar sus carencias y las del eterno conflicto que sume a la patria en ciclos de violencia, pobreza, victimizaciones y exclusión. En ese contexto, es fundamental entonces aprehender no sobre derechos humanos, sino de los derechos de los humanos y de los no humanos, como sinos de protección, dignidad, pervivencia, convivencia, resolución alternativa de conflictos y amor al prójimo.